miércoles, 1 de abril de 2009

CONCLUSIÓN

La vía que sigue el desarrollo de nuestro proceso educativo, se encuentra caracterizada por aspectos de gran importancia en diversos ámbitos como la organización y planeación de las actividades a realizar, junto con los elementos que la integran.
Cada uno de elementos ya mencionados, juegan un papel fundamental durante la temática cotidiana en el salón de clases.
El trabajo realizado durante una semana habla de esta labor que comprende realizar una buena organización de los contenidos a tratar; la planeación adecuada de los objetivos, propósitos, la metodología, los recursos y materiales así como la evaluación. Son solo algunas de las labores que tiene a su cargo el docente durante su apremiante estancia. Por último, también debe poseer la capacidad de modificar el trabajo durante la constante evolución de cada jornada, lo cuál es lo más difícil dentro de esta actividad, debido que si no se toman en cuenta diversos factores internos y externos como la atención, disciplina, participación, evaluación y algunos problemas que pudieran surgir durante cada clase; y sin el cuidado necesario y los elementos característicos de cada persona, se pudieran transformar en la hecatombe cotidiana de esta gran labor.
Las exigencias cada vez son mayores y el profesor debe encontrar el camino adecuado que le garantice la pauta en el quehacer educativo para hacer de está función, no sólo un trabajo intelectual, si no un lugar donde se refuercen valores, actitudes, competencias y habilidades que guíen al alumno hacía un conocimiento autónomo y significativo.

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